LA MINERIA EN COLOMBIA
Ubicación
Colombia cuenta con una ubicación privilegiada desde el punto de vista metalogénico debido al marco geológico que la caracteriza, con presencia de dos grandes provincias geotectónicas: el Cinturón Andino y el Escudo Amazónico, ambas propicias para la exploración de recursos minerales y con probabilidad de generar proyectos de gran importancia económica, mediante la aplicación de técnicas modernas de exploración sistemática en áreas potenciales.
En éstas provincias geotectónicas se presentan gran variedad de ambientes geológicos que han sido identificados que han sido identificados en otros países con yacimientos de minerales y piedras preciosas, metales básicos, productos mineros industriales , rocas ornamentales, uranio y carbón.
El Cinturón Andino Colombiano está conformado por tres cordilleras, cada una de las cuales presenta características estructurales propias y registro de varios pulsos magmáticos, elementos con los cuales se relacionan íntimamente los depósitos de productos mineros.
En éstas provincias geotectónicas se presentan gran variedad de ambientes geológicos que han sido identificados que han sido identificados en otros países con yacimientos de minerales y piedras preciosas, metales básicos, productos mineros industriales , rocas ornamentales, uranio y carbón.
El Cinturón Andino Colombiano está conformado por tres cordilleras, cada una de las cuales presenta características estructurales propias y registro de varios pulsos magmáticos, elementos con los cuales se relacionan íntimamente los depósitos de productos mineros.
Principales productos
Colombia tiene un lugar en el escenario internacional de algunos productos mineros. En la producción de carbón, el país ocupa el puesto número diez y contribuye con algo más del 1% de la producción mundial. En otros minerales, Colombia ocupa el puesto número 7 en la producción de níquel y es el mayor productor de esmeraldas en el mundo. En oro, Colombia ocupa el puesto número 20 en el ranking mundial. Adicionalmente, las reservas colombianas de carbón ascienden a 6.747 millones de toneladas, que representan el 53,9% de las reservas de la región sur y centro América y el 0,8% de las reservas probadas del mundo.
Producto interno bruto
El sector minero en Colombia ha aumentado considerablemente su contribución a la actividad productiva, siendo actualmente uno de los más dinámicos de la economía del país. Como se observa en el Gráfico 7 la evolución del PIB minero ha tenido una tendencia positiva. El PIB proveniente de este sector ha pasado de 5,2 a 10,3 billones de pesos11 entre el año 2000 y el año 2011. La participación del sector minero en el PIB, la cual se observa en el Gráfico 8 pasó de 1,8% en el año 2000 a 2,3% en 2011, mientras la participación del sector de hidrocarburos pasó de 6,3% a 5,5% durante el mismo periodo de tiempo. Si bien ha crecido el PIB minero y de hidrocarburos de una manera rápida, Colombia no es un país minero ni petrolero; es una economía diversificada. Dentro del sector minero se destaca la participación de la producción de carbón, la cual pasó de representar el 51% de la producción del sector en el año 2000 al 68% en 2011
Regalias
Las regalías provenientes de la minería han ascendido considerablemente durante los últimos años. Mientras en el año 2004, las regalías aportadas por el sector minero correspondían al 9,9% del total de regalías, en el año 2011 representaron el 16,4% del mismo rubro. El valor pagado por concepto de regalías12 en el sector minero pasó de 286 mil millones de pesos en el año 2004 a 1,6 billones de pesos en el año 2011. Cuando se observa el pago de regalías al interior del sector, el carbón es el mineral que tiene mayor participación, seguido del níquel y el oro (78,8% 1,8% y 1,6% respectivamente para el año 2011). Por su parte, los hidrocarburos pasaron de aportar 2,6 billones de pesos en el año 2004 a 8,2 billones de pesos en el 2011.
Empleo
El número de empleos generados por el sector de minas e hidrocarburos ha aumentado en 42% durante los últimos años, pasando de 175 mil en 2005 a 24913 mil en el año 2011 (Ver Gráfico 21). Aunque es claro que el sector de minas es intensivo en capital, es importante resaltar que éste genera empleos para población vulnerable en zonas remotas, lo que lo convierte en motor de empleo y actividad económica en algunas regiones. Según Fedesarrollo (2011) la pequeña y mediana minería de carbón en Norte de Santander genera en promedio empleo directo a cerca 10.500 personas y se calcula que del carbón viven 20 mil familias. En Boyacá, se estima que la misma actividad genera empleo para entre 4.000 y 8.000 personas. En Cundinamarca la cifra asciende a 16.000 empleos. Adicionalmente, el sector jalona fuertemente empleo indirecto a través de sus encadenamientos con otros sectores14.
Medio ambiente
Colombia tiene una importante oportunidad para desarrollar el sector minero y a través de él lograr mayor desarrollo para sus habitantes. Sin embargo, es necesario prestar especial atención a la dimensión ambiental de la extracción minera. Por un lado, para asegurarse que el crecimiento del sector minero traiga consigo un desarrollo sostenible que no tenga impactos negativos sobre futuras generaciones. Por otro lado, tener claridad sobre las acciones y mejores prácticas utilizadas por las empresas mineras, especialmente las de gran escala, permite entablar un diálogo claro con las comunidades y la sociedad sobre los verdaderos riesgos de la extracción minera y cómo enfrentarlos. Prácticas mineras mal llevadas pueden tener impactos ambientales irrevertibles como destrucción de ecosistemas, contaminación y afectación de la disponibilidad del agua y perjuicio de áreas protegidas ambientalmente.
Para ello, el Capitulo III del Código de Minas precisa las zonas excluibles de la minería y el Capítulo XX establece criterios ambientales para la explotación de recursos mineros. Las licencias ambientales pueden imponer requisitos en la prevención, mitigación, corrección, compensación y manejo de efectos ambientales. 2. Relación con las comunidades Según el MME (2011) “30% del territorio nacional corresponde a territorios de grupos étnicos, 4% de los títulos entregados se encuentran en territorios étnicos y 14% de los títulos solicitados se encuentran en zonas étnicas“. Cuando no se cumplen los procesos de negociación con las comunidades se vulneran los derechos de la población rural y las comunidades. El Capitulo XIV del Código de Minas, regula la forma de exploración y explotación minera en los territorios indígenas y al mismo tiempo cumple con la reivindicación de los derechos y las garantías de protección a la participación y consulta de dichas comunidades y grupos. De esta manera, la consulta se constituye en una herramienta fundamental para proteger los derechos de las comunidades. La consulta previa se lleva a cabo con el fin de analizar el impacto económico, ambiental, social y cultural que puede generar la explotación de recursos naturales sobre territorios pertenecientes a comunidades indígenas o negras. La consulta a las comunidades debe facilitar el diálogo con las empresas alrededor de la adecuada explotación, el pago de las compensaciones, y la construcción de sociedad, pero hay que evitar que se conviertan en murallas contra el desarrollo de los proyectos o en factores que inviabilicen la labor. El gobierno y los demás órganos del Estado deben actuar para establecer los balances adecuados, impedir abusos de los más fuertes pero también bloqueos paralizantes que veten la posibilidad de obtener recursos para la construcción de nuevas capacidades productivas para las futuras generaciones y para el resto de la población que no hace parte de una minoría especial. La manera como las empresas mineras se relacionen con su entorno local y nacional es esencial para el logro de una relación de calidad con la comunidad que perdure en el tiempo. La licencia social la otorgan los grupos de interés que se vean impactados por la actividad minera. Para ello es necesario tener legitimidad y credibilidad y generar confianza, mediante una aproximación temprana a esos grupos, una identificación de su capital social, y una contribución al fortalecimiento de las instituciones formales y no formales, que lleven a la aceptación duradera de los proyectos mineros como una oportunidad para el desarrollo.
Para ello, el Capitulo III del Código de Minas precisa las zonas excluibles de la minería y el Capítulo XX establece criterios ambientales para la explotación de recursos mineros. Las licencias ambientales pueden imponer requisitos en la prevención, mitigación, corrección, compensación y manejo de efectos ambientales. 2. Relación con las comunidades Según el MME (2011) “30% del territorio nacional corresponde a territorios de grupos étnicos, 4% de los títulos entregados se encuentran en territorios étnicos y 14% de los títulos solicitados se encuentran en zonas étnicas“. Cuando no se cumplen los procesos de negociación con las comunidades se vulneran los derechos de la población rural y las comunidades. El Capitulo XIV del Código de Minas, regula la forma de exploración y explotación minera en los territorios indígenas y al mismo tiempo cumple con la reivindicación de los derechos y las garantías de protección a la participación y consulta de dichas comunidades y grupos. De esta manera, la consulta se constituye en una herramienta fundamental para proteger los derechos de las comunidades. La consulta previa se lleva a cabo con el fin de analizar el impacto económico, ambiental, social y cultural que puede generar la explotación de recursos naturales sobre territorios pertenecientes a comunidades indígenas o negras. La consulta a las comunidades debe facilitar el diálogo con las empresas alrededor de la adecuada explotación, el pago de las compensaciones, y la construcción de sociedad, pero hay que evitar que se conviertan en murallas contra el desarrollo de los proyectos o en factores que inviabilicen la labor. El gobierno y los demás órganos del Estado deben actuar para establecer los balances adecuados, impedir abusos de los más fuertes pero también bloqueos paralizantes que veten la posibilidad de obtener recursos para la construcción de nuevas capacidades productivas para las futuras generaciones y para el resto de la población que no hace parte de una minoría especial. La manera como las empresas mineras se relacionen con su entorno local y nacional es esencial para el logro de una relación de calidad con la comunidad que perdure en el tiempo. La licencia social la otorgan los grupos de interés que se vean impactados por la actividad minera. Para ello es necesario tener legitimidad y credibilidad y generar confianza, mediante una aproximación temprana a esos grupos, una identificación de su capital social, y una contribución al fortalecimiento de las instituciones formales y no formales, que lleven a la aceptación duradera de los proyectos mineros como una oportunidad para el desarrollo.
Responsabilidad Social Empresarial
EL FUTURO desempeño de la economía del Caribe colombiano, y los logros que puedan alcanzarse para elevar el nivel de bienestar de sus habitantes, está signado por las posibilidades que a la región le brindan sus recursos naturales, por las decisiones que la organización social adopte para su utilización, por el adecuado reparto de los bienes con ellos producidos y por la consideración que se le dé a la conservación de los recursos naturales. Sobre la abundancia y calidad de los recursos que la región tiene en materia de climas; extensión de tierras aptas para la agricultura, la ganadería y los bosques; aguas fluviales; riqueza marítima; diversidad de minerales; privilegiada posición geográfica e incluso el potencial uso de su abundante luminosidad.
No obstante los signos de progreso que se advierten en algunas áreas, también son ampliamente coincidentes las opiniones de diversos autores en torno al menor desarrollo relativo que, con respecto a la nación colombiana, tiene la Costa Atlántica y acerca de sus principales carencias. Situación que Luis Carlos Galán sintetizara, alguna vez, así: "El Caribe colombiano está atrasado y tiene problemas y frustraciones que contrastan con su magnífico potencial económico y social. Ha perdido terreno en el conjunto de la economía nacional; tiene una modesta demanda regional; registra indicadores sociales muy mediocres en cuanto a su nivel de servicio de educación y salud; padece las consecuencias de la baja cobertura de sus servicios públicos; no cuenta con viviendas adecuadas; ha bajado su nivel de industrialización respecto del resto del país; su ingreso por habitante es inferior al promedio nacional; en algunas zonas existe peligro de un empobrecimiento mayor y los desequilibrios crecientes entre las capitales y su periferia, así como entre los departamentos más avanzados y los más pobres se empiezan a traducir en episodios de violencia y conflictos de clases que pueden adquirir proporciones más graves"
Las posibilidades que le brindan a la región sus recursos naturales, la consideración que se le dé a su conservación. Las decisiones que la organización social adopte para su utilización, el adecuado reparto de los bienes con ellos producidos, marcan el futuro desempeño de la economía del Caribe y el nivel de bienestar de sus habitantes.
No obstante los signos de progreso que se advierten en algunas áreas, también son ampliamente coincidentes las opiniones de diversos autores en torno al menor desarrollo relativo que, con respecto a la nación colombiana, tiene la Costa Atlántica y acerca de sus principales carencias. Situación que Luis Carlos Galán sintetizara, alguna vez, así: "El Caribe colombiano está atrasado y tiene problemas y frustraciones que contrastan con su magnífico potencial económico y social. Ha perdido terreno en el conjunto de la economía nacional; tiene una modesta demanda regional; registra indicadores sociales muy mediocres en cuanto a su nivel de servicio de educación y salud; padece las consecuencias de la baja cobertura de sus servicios públicos; no cuenta con viviendas adecuadas; ha bajado su nivel de industrialización respecto del resto del país; su ingreso por habitante es inferior al promedio nacional; en algunas zonas existe peligro de un empobrecimiento mayor y los desequilibrios crecientes entre las capitales y su periferia, así como entre los departamentos más avanzados y los más pobres se empiezan a traducir en episodios de violencia y conflictos de clases que pueden adquirir proporciones más graves"
Las posibilidades que le brindan a la región sus recursos naturales, la consideración que se le dé a su conservación. Las decisiones que la organización social adopte para su utilización, el adecuado reparto de los bienes con ellos producidos, marcan el futuro desempeño de la economía del Caribe y el nivel de bienestar de sus habitantes.
Recursos para el desarrollo: potencialidades y limitaciones
La región de la Costa Atlántica colombiana da cabida a 159 municipios y administrativamente se halla dividida en los departamentos de Atlántico, Bolívar, Magdalena, Cesar, Córdoba, Sucre, Guajira y la Intendencia de San Andrés y Providencia, cuyas capitales (Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Valledupar, Montería, Sincelejo, Riohacha y San Andrés) albergan el 44% de la población de la región. Por lo que hace a los recursos naturales no renovables, la Costa tiene aproximadamente las dos quintas partes de las reservas probadas de carbón existentes en el país; más del 70% de las de gas natural y la totalidad del ferroníquel; abundantes son de la misma manera las reservas de sal en Manaure, Bahiahonda y Galerazamba; sin contar con grandes reservas de petróleo, ya que ascienden a 35 millones de barriles, que equivalen a menos del 2% de las reservas nacionales, la región tiene una importante capacidad de refinación de petróleo (70.000 barriles diarios).
Tradicionalmente, las políticas para el desarrollo de la Región Caribe colombiana se han enfocado como un compendio de las necesidades más urgentes de los departamentos del norte del país, que sin lugar a dudas comparten rasgos de una misma identidad cultural. Sin embargo, existen diferencias significativas al nivel intrarregional que sobrepasan la división política de los departamentos, y que exigen que su potencial de desarrollo se enmarque más bien dentro de las características de la geografía física junto con la forma como se distribuye la población en dicha geografía. Son estas características las que determinan las diferentes políticas de desarrollo necesarias para solucionar los problemas económicos, sociales y ambientales para cada una de las subregiones del Caribe.
Las alusiones a la problemática social del Caribe merecen especial atención. Tanto por su situación, más del 33.4% de la población de la región se encuentra sobre la línea de pobreza, como por su tamaño relativo superior en el contexto nacional, la construcción de una infraestructura de acceso a los servicios sociales del Estado es la principal prioridad de desarrollo. La razón para mencionar previamente la necesidad de construir mercados internos como estrategia de crecimiento económico sostenible y de solucionar los efectos perversos de la debilidad institucional, es porque el éxito de cualquier política de desarrollo regional depende de estos dos factores. Si el Caribe no produce suficiente riqueza ningún plan para acabar la pobreza está en condiciones de sostenerse en el largo plazo, y si no existen instituciones eficientes y confiables los recursos disponibles serán despilfarrados.
Tradicionalmente, las políticas para el desarrollo de la Región Caribe colombiana se han enfocado como un compendio de las necesidades más urgentes de los departamentos del norte del país, que sin lugar a dudas comparten rasgos de una misma identidad cultural. Sin embargo, existen diferencias significativas al nivel intrarregional que sobrepasan la división política de los departamentos, y que exigen que su potencial de desarrollo se enmarque más bien dentro de las características de la geografía física junto con la forma como se distribuye la población en dicha geografía. Son estas características las que determinan las diferentes políticas de desarrollo necesarias para solucionar los problemas económicos, sociales y ambientales para cada una de las subregiones del Caribe.
Las alusiones a la problemática social del Caribe merecen especial atención. Tanto por su situación, más del 33.4% de la población de la región se encuentra sobre la línea de pobreza, como por su tamaño relativo superior en el contexto nacional, la construcción de una infraestructura de acceso a los servicios sociales del Estado es la principal prioridad de desarrollo. La razón para mencionar previamente la necesidad de construir mercados internos como estrategia de crecimiento económico sostenible y de solucionar los efectos perversos de la debilidad institucional, es porque el éxito de cualquier política de desarrollo regional depende de estos dos factores. Si el Caribe no produce suficiente riqueza ningún plan para acabar la pobreza está en condiciones de sostenerse en el largo plazo, y si no existen instituciones eficientes y confiables los recursos disponibles serán despilfarrados.
Reservas Ambientales
Las áreas clasificadas como reservas ambientales tienen un alto valor estratégico en la región Caribe, porque garantizan la sostenibilidad de recursos indispensables para la totalidad de la población, como es la disponibilidad de agua y suelos.
Zona de Yacimientos Minerales
La región Caribe cuenta con yacimientos carboníferos, reservas de níquel, oro, plata, sal marina, gas y en menor proporción minerales como la caliza, el mármol y el granito, entre otros.
Si bien las reservas minerales representan fuentes de ingresos considerables para la economía de la región, también presenta altos costos ambientales sobre todo si su explotación se realiza mediante técnicas agresivas.