Sal
Los beneficios principales de extraer la sal de forma artesanal son ambientales y de las comunidades nativas. Las represas en las que se pone a evaporar el agua de mar no requieren mucha intervención al hacerse, se fabrican en terrenos arenosos, el ecosistema que predomina en toda el área cercana, aunque inevitablemente inundar el terreno sobrelleva daños al ecosistema estos no son demasiado grandes, además la explotación no deja residuos tóxicos, en Manaure no se requiere de ninguna ayuda artificial, la sal marina se considera un recurso inagotable. Manaure guarda la mayor concentración de indígenas en Colombia específicamente de la etnia Wayuu, en los años 70 este grupo reclamo las salinas como territorio heredado de sus antepasados, el estado (que es dueño de la explotación de sal colombiana) les asigno 39.63 hectáreas en Manaure en las que se puede extraer setenta mil toneladas de sal al año y así pudieron seguir con una tradición de su cultura, explotar sal marina. Hoy en día aproximadamente doscientas familias wayuu obtienen su sustento en las salinas de Guajira, producen aproximadamente 140 mil toneladas de sal cada año y quienes trabajan en la mano de obra de las salinas tienen derecho a servicio médico.
Económicamente las salinas de Manaure benefician a los aborígenes de la zona, pero la explotación artesanal es mucho menos productiva y más costosa que la automatizada, la utilización de máquinas reduce el costo de producción aproximadamente U$20 000 por cada tonelada, la producción sería mucho más rápida (en estos momentos solo se puede cosechar las sal cada cuatro o seis meses) y claramente habría más ganancia, pero los equipos mecanizados necesarios no se encuentran o fabrican en el país, además es probable que para poder implementar una metodología con tecnologías más avanzadas requiera de la ayuda de alguna empresa extranjera, o varias como sucede con la mina del Cerrejón que se encuentra en el mismo departamento.
Económicamente las salinas de Manaure benefician a los aborígenes de la zona, pero la explotación artesanal es mucho menos productiva y más costosa que la automatizada, la utilización de máquinas reduce el costo de producción aproximadamente U$20 000 por cada tonelada, la producción sería mucho más rápida (en estos momentos solo se puede cosechar las sal cada cuatro o seis meses) y claramente habría más ganancia, pero los equipos mecanizados necesarios no se encuentran o fabrican en el país, además es probable que para poder implementar una metodología con tecnologías más avanzadas requiera de la ayuda de alguna empresa extranjera, o varias como sucede con la mina del Cerrejón que se encuentra en el mismo departamento.
· La generación de empleo en su producción industrial tiene 180 empleados (administrativos y operarios) y en época de recolección la explotación manual ocupa cerca de 2.000 indígena wayuú, entre los meses de mayo y septiembre de cada año.
·En el proceso de recolección se les suministra a los indígenas las herramientas de explotación, se les paga la mano de obra y tienen derecho a los servicios médicos.
·En forma indirecta se benefician más de 15.000 personas que prestan los servicios de transporte, mantenimiento y reparaciones de maquinaria y equipos, entre otros.
·La recolección manual ha sido una estrategia para resolver, en parte, las dificultades con la comunidad indígena, pero las charcas manuales son de baja productividad, y su costo de recolección supera notablemente a los de la explotación mecanizada ($22.600 vs $2.621 la tonelada).
·Proyectos alternativos para reemplazar la explotación manual: Producción de camarón y artemia, planta mineralizadora para producir sal de consumo animal, y curtimiento de cuero de chivo, entre otros.
· La explotación de la sal genera regalías del 12% sobre el valor de la producción en mina.
·Estos recursos deben ser invertidos en proyectos de desarrollo municipal y departamental contenidos en los planes de desarrollo.
·En el proceso de recolección se les suministra a los indígenas las herramientas de explotación, se les paga la mano de obra y tienen derecho a los servicios médicos.
·En forma indirecta se benefician más de 15.000 personas que prestan los servicios de transporte, mantenimiento y reparaciones de maquinaria y equipos, entre otros.
·La recolección manual ha sido una estrategia para resolver, en parte, las dificultades con la comunidad indígena, pero las charcas manuales son de baja productividad, y su costo de recolección supera notablemente a los de la explotación mecanizada ($22.600 vs $2.621 la tonelada).
·Proyectos alternativos para reemplazar la explotación manual: Producción de camarón y artemia, planta mineralizadora para producir sal de consumo animal, y curtimiento de cuero de chivo, entre otros.
· La explotación de la sal genera regalías del 12% sobre el valor de la producción en mina.
·Estos recursos deben ser invertidos en proyectos de desarrollo municipal y departamental contenidos en los planes de desarrollo.